Ya os conté que mi vestido de novia es de no-novia. Aunque voy a admitir aquí que en realidad sí que es de novia, y tan novia… (la que sea lista lo va a poder cotillear a gusto). Es el vestido de novia, o sea, de su propia boda, de una conocida diseñadora de trajes de novia. Vamos, el que usó en su propia boda. Lo único es que no es blanco. Es de otro color. (bueno y las mangas son distintas y algún detalle que cambia…. Pero básicamente es el vestido de novia y está en el catálogo de vestidos de novia de la marca en cuestión, pero al no ser blanco pues yo digo que es de no-novia.
Como reza el título de esta entrada, el traje de novia es siempre el secreto mejor guardado. Sólo suelen conocerlo la madre de la novia y en algunas ocasiones la futura suegra y en mi caso mi padre. Pero en mi caso yo no he pedido a mi futura suegra que venga a las pruebas y no le he contado ni cómo es, ni de qué color.
Cuando el vestido de novia es de novia-novia, con su cola, su velo o mantilla, su color blanco o marfil o roto o como lo quieras llamar, sabes que nadie más va a ir de ese color. ¿Pero qué pasa cuando es de otro color y además nadie lo sabe? Pues que empieza alguna que otra invitada a decirte lo mono que es el vestido [insertar el color de tu vestido no-blanco] que se ha comprado para tu boda.
Luego está la futura suegra que o bien por sentirse ofendida de que no le hayas enseñado tu vestido o bien porque también le gusta hacerse la interesante no te dice cómo es su vestido, pero sí te enseña sus zapatos del color………. Del color de tu vestido!
Y claro, de repente te imaginas a media boda vestida de tu color… al principio pensaba… bah! Qué más da. La novia soy yo, y la prota soy yo y la más guapa voy a ser yo… pero ahora sueño con toda la boda vestida de mi color… jajaja. Que a ver, me importa un bledo… sí, pero no, pero en el fondo sí. Pero claro, no puedo hacer nada, porque me puede más el mantener el secreto…
En cuanto a avances en la boa… pues el 31 de marzo tenemos que hacer el “cierre de agenda” con el hotel. Confirmar invitados con sus nombres y todo para el protocolo y todo eso. Confirmar el menú, las personas que comen menú especial (tenemos celiacos y vegetarianos entre los invitados) y saber el centro de mesa que queremos y todos esos últimos y pequeños detalles.
Hemos contratado un mago, unos animadores infiantiles, encargado unas tarjetas solidarias para dar a los invitados en vez del típico detalle que va a quedar seguramente relegado al fondo de un cajón, he preparado unas cestitas que llaman “kit de emergencia para pequeños imprevistos” que dejaré en los baños con tiritas, toallitas refrescantes, hilo y aguja, toallitas desodorantes, horquillas, peine, etc… y vamos a poner una máquina de fotos de usar y tirar en cada mesa para que los invitados puedan hacer su propio reportaje gráfico de cada mesa y un proyector con fotos de nosotros con cada invitado, antiguas y recientes, que se mostrará en bucle durante todo el baile…. Creo que eso es todo!!
No haremos corte de tarta ni entrega de ramo, y la chica del hotel nos ha convencido para hacer un brindis al entrar al salón pero me estoy empezando a rajar de eso también.. jaja.
En fin, que no queda ná. Menos de tres semanas. Qué nerviossss. Ajajajaj. Bueno no, nervios cero la verdad pero sí muchas ganas. Sobre todo del viaje de después. Aunque me da una pena tremenda dejar a mi ciruelilla tantos días!
Besitos y ¡feliz lunes!